miércoles, 26 de agosto de 2009

Un campesino Dominicano

Un campesino Dominicano que estuvo en Haití vendiendo unos andullos ya su regreso tuvo una entrevista muy curiosacon el que suscribe.

(A dos amigos puertoplateños)

Del campo un dominicano que pasó a vender andullos,
en dos borriquitos suyos a no sé qué pueblo haitiano,
así me contó: ¡critiano ni Dio comprende esa gente!
Caicule que laguaidiente allá le dicen tafiá, a lo jalitao
llengá y penchó ai pan caliente.

Los frijole colorao puá rus lo llaman allá,
a la brujería guangá y a lo sombrero chapao.
Malfiní é guaraguao lo guandule puá congó
Bonyé le dicen a Dio, a lo brujo lugarú y
a lo jefe dei judú le dicen papá Bocó.

Lo memo la macarela, la titulan macrilló
lo molondrone gombó y difé a la candela.
A la paila o casuela le dicen allá shodié;
a lo sapato sulié, puesón ai peje o pecao
y en siendo el arró graniao le dicen durí grené.

Yo andube toitico Haití y no encontré un condenao
que dijera bacalao sino todo la murí.
Al arró llaman durí, a la cebolla loñón, a lo cochino cochón.
Lo fideo vermichel a la sal le dicen sel y creviche ai camarón.

En siendo peje salao le dicen puesón salé
como banan bucané llaman ai plátano asao.
Pero siendo sancochao le dicen banan bullí,
a la ñica saloprí a lo sajice pimán,
lo mamone cachimán y a lo niño anfán pití.

Al agua le dicen gló, ai queso llaman fromalle,
una rí e juna calle y finí que se acabó;
allí nadie dice fó como nosotro jaquí,
cuando viene a la narí ei bajo de aigún parrá!
el haitiano dice allá: «¡A la peté qui santi!»

Un sancocho, e ebullón ñon eguille es una aguja
como ei casabe de bruja ello lo llaman llonllón.
A lo caibone charbon, ai quitasoi, paresol, guanábana, corosol,
ñon chandel e juna vela; y a la maidita viruela le dicen pití verol.

Al aceite llaman huil, aguacate sabocá,
y a la piña ananá como porcanel, cajuil;
allá perejil, persil, el melao allí siró, lo mameye, abricó,
la yuca llaman mañoc, a lo gallo viejo coc, y ai sapo llaman grapó.

Lo que aquí llaman letrina por allá e cae brulé,
como si dijera uté la casa quemada en ruina,
donde allí la chamuchina o gente de poca nota,
entra allí y se ñengota en un brulé o aposento,
y se despacha al momento dejando allí su pelota.

Conque saque uté la cuenta siño Juan Antoño Elí,
y dígame si en Haití cuaiquiera no se revienta;
en eso de compra y benta yo le pueo asegurai,
que si no sabe coitai de esa gente ei lenguaraje,
ni la toitilla dei biaje uté no la pue sacai.

Jata otro día, con su licencia.

Por Juan Antonio Alix

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